jueves, 19 de junio de 2008

VIAJEROS

“Hay tantos viajeros por el mundo como lugares por habitar, pero hay también tantas habitaciones vacías como viajes de los que no se puede regresar”.
El diario recorrer de los transeúntes que persiguen sueños lejos de su casa, hace que esta fría selva de cemento parezca simplemente una extensión de tierra por descubrir, como si se tratara de un mundo ajeno que solamente conoce quién se ve forzado a entrar en el; y más aún, se asemeja a un lujoso territorio por el que se despliega la riqueza imaginaria del que puede extender el centavo sobre la mano de aquel que una vez también creyó ser rico y ahora es uno de esos tantos, miles y millones de transeúntes que sigue persiguiendo sueños lejos de su casa.
Sin embargo, los sueños del uno y el otro ya no habitan bajo el mismo techo del territorio; para el extraño, son solo fragmentos de memoria de un pasado en el que algún tercero le arrebató la cama donde soñaba, mientras para el habitante sus sueños son el anticipo del futuro incierto del extraño.
Pero, ese mundo nunca podrá ser tan extenso como debiera para contener los transeúntes de mi país y sus maletas, también maletas de viajeros; ellas siempre llevan un rumbo distinto, siempre se sabe de dónde salen pero nunca a dónde van, porque las maletas de los viajeros de mi país no siempre se llenan intencionalmente, ni si quiera se piensa en llenarlas, menos cuando no se conciben los viajes sin retorno.

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